LA ORDEN CARTUJANA

Para alabanza de la gloria de Dios, Cristo, Palabra del Padre por mediación del Espíritu Santo, eligió desde el principio a algunos hombres, a quienes llevó a la soledad para unirlos a sí en íntimo amor. Siguiendo esta vocación Maestro Bruno entró con seis compañeros en el desierto de Cartuja, el año del Señor 1084, y se instaló allí. Tanto ellos como sus sucesores, permanecieron en aquel lugar bajo la dirección del Espíritu Santo, y, guiándose por la experiencia, fueron creando gradualmente un género de vida eremítica propio, transmitido a las generaciones venideras, no por escrito, sino con el ejemplo.

A instancias de otros eremitorios fundados a imitación del de Cartuja, Guigo, quinto Prior de Cartuja, puso por escrito una descripción de este modo de vida; todos se comprometieron a seguirla e imitarla como regla de su observancia y vínculo de caridad de la naciente familia.

Hacia 1145 las monjas de Prébayon, en la Provenza, decidieron abrazar también la regla de vida cartujana. Este fue el comienzo de nuestra Orden.

Actualmente la Orden Cartujana cuenta con veintiún casas, dieciséis de monjes y cinco de monjas. Los monasterios masculinos se encuentran en Francia, Italia, España, Suiza, Eslovenia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos de América, Brasil, Argentina y Corea del Sur.

La existencia ininterrumpida de nuestra Orden por más de nueve siglos, a través de las vicisitudes de la historia, es un signo de la solicitud de Dios para con ella, de su equilibrio de vida y de su lugar y misión particulares en la Iglesia.

Intentamos aquí decir simplemente quiénes somos para todos aquellos que se sienten intrigados por esta vida separada del mundo. Pero el misterio de la vocación cartujana no se deja captar en unas pocas palabras. Contemplativos católicos, hijos e hijas de san Bruno y como él solitarios, buscamos ser fieles al llamado de Dios siguiendo sus huellas.

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