Para alabanza de la gloria de Dios, Cristo, Palabra del Padre, por mediación del Espíritu Santo, eligió desde el principio a algunos hombres, a quienes llevó a la soledad para unirlos a sí en íntimo amor. Siguiendo esta vocación el Maestro Bruno entró con seis compañeros en el desierto de Cartuja, el año del Señor 1084, y se instaló allí. Tanto ellos como sus sucesores, permanecieron en aquel lugar bajo la dirección del Espíritu Santo y, guiándose por la experiencia, fueron creando gradualmente un género de vida eremítico propio, que se transmitía a sus continuadores no por escrito, sino con el ejemplo.
Pero a instancias de otros eremitorios fundados a imitación del de Cartuja, Guigo, quinto prior de Cartuja, puso por escrito la norma de su propósito, que todos prometieron seguir e imitar, como regla de su observancia y como vínculo de caridad de la naciente familia.
Hacia 1145, las monjas de Prebayón en Provenza abrazaron también el modo de vida cartujano. Este fue el comienzo de nuestra Orden.
Así pues, las monjas cartujas han sido la rama femenina de los cartujos desde hace casi nueve siglos. Cuentan hoy con dos casas en Francia, una en Italia, una en Corea del Sur, et una en España, actualmente ligada a una casa francesa. Una fundación en América Latina podría voir el día en un futuro todavía lejano.
Toda la belleza de la esposa del Rey es interior. No es fácil transmitir la esencia de la vida contemplativa cartujana, una vida de búsqueda de Dios en la soledad y el silencio. Sin embargo, los textos pueden arrojar alguna luz sobre las intenciones profundas y las imágenes pueden dejarnos entrever su secreto.