Sólo Dios basta. Por Él las cartujas lo han dejado todo.
Horarios-tipo
A ti, que te interpela nuestra vida, vamos a decirte lo que hacemos un día tras otro. Los horarios-tipo que explicamos pueden ser ligeramente diferentes según las casas, pero la estructura general es la misma. Las fotos te mostrarán los lugares en los que habitamos. Intentaremos explicarte un poco por qué hemos escogido esta vida. Pero esta elección es la respuesta a una llamada. El por qué Dios nos ha llamado ¡es un misterio !
Las « monjas de claustro » están llamadas a buscar a Dios en el silencio y la soledad de la celda. Habitualmente sólo salen de ella para dirigirse a la iglesia. |
Las « monjas conversas » sirven a Dios en un marco propio de soledad y recogimiento, en el que pueden al mismo tiempo atender a las necesidades materiales de la casa, que les están especialmente confiadas. |
En el corazón de la noche
Nuestra jornada monástica comienza hacia medianoche, con una oración a la Virgen María, que no cesa de engendrarnos espiritualmente a la vida de Cristo.
00h15: Nos apresuramos a ir a la iglesia para el oficio nocturno. Tiempo fuerte de la liturgia en la Cartuja, las vigilias nocturnas son un signo particularmente claro de la orientación de nuestra vida. En ellas se expresan la espera vigilante del Señor y la súplica para que un amanecer de resurrección se levante por encima de las tinieblas del mundo.
Cuando las monjas celebran el oficio divino son la voz y el corazón de la Iglesia que, por medio de ellas, presenta al Padre, en Jesús, alabanza y súplica, adoración y humilde petición de perdón.
Para que cada una pueda responder a su gracia personal, las monjas conversas tienen la libertad de elegir entre diversas formas de oración litúrgica. Durante la Eucaristía y los oficios en la iglesia pueden tomar parte en todo el canto y la salmodia, o bien sólo en una parte de ellos, o bien rezar en silencio.
Las vigilias, a las que se asocia la alabanza matutina, duran aproximadamente dos horas. La monja vuelve a continuación a su celda. Como cada vez que entra en ella, confía a la Virgen María el tiempo de soledad que se le concede; seguidamente se acuesta hasta las 6h30.
Alabanza matutina en el secreto de la celda
7h00: Somos convocadas a la oración. El oficio de Prima, acción de gracias por las maravillas de la creación y por el Resucitado que nos lleva con Él, es rezado por cada monja en su celda. Al toque de la campana, todas rezan al mismo tiempo, haciendo del monasterio una sola alabanza para la gloria de Dios.
Según su propio atractivo, las monjas conversas pueden recitar el mismo oficio de salmos que las monjas de claustro, o bien un oficio compuesto de « Padre Nuestro », « Ave María » y « Gloria », que resume en sí toda oración y une a la monja a una larga tradición monástica. Sea cual sea la fórmula adoptada, esta oración litúrgica es un oficio de la Iglesia. Por medio de la Orden de la Cartuja, la Iglesia confía a la monja un verdadero ministerio.
Sigue un tiempo de oración. La cartuja se esfuerza por ofrecer a Dios un corazón simple y un espíritu purificado, y por fijar en Él sus pensamientos y afectos. Si es fiel, un día tras otro, de su mismo silencio nace en ella un algo que le atrae a un silencio mayor. Le será así concedido no sólo servir a Dios sino unirse íntimamente a Él.
Eucaristía y soledad
Unión que se reafirma durante la celebración de la Eucaristía a la que nos invita el toque de campana a las 8h00.
La liturgia conventual es en gran parte cantada. El canto gregoriano que nos es propio, es un elemento del patrimonio de nuestra Orden que conservamos desde los orígenes, ya que es portador de interioridad y de sobriedad espiritual. El rito ha sido adaptado a las exigencias del Concilio Vaticano II.
El sacrificio eucarístico es el centro y cumbre de nuestra vida, maná del éxodo espiritual que en el desierto nos conduce al Padre por Cristo. El desierto es el desierto de la celda, a la que volvemos después de la Misa.
Sola con Dios
Desde el oficio de Tercia hasta Vísperas, a las 16h00, las monjas de claustro no salen habitualmente de su celda. Si las monjas conversas no tienen que realizar ninguna actividad fuera de ella, vuelven siempre a su celda como a un puerto tranquilo y seguro. Una vez que hayan entrado en ella y cerrado la puerta, dejan toda preocupación y cuidado, y oran con sosiego al Padre en lo secreto, permaneciendo en paz bajo la mirada de Dios.
El Señor mismo ha llevado a cabo en su propia persona el primer ejemplo vivo de nuestra vocación cuando, solo en el desierto, vacaba a la oración. Incluso cuando la hora de su Pasión era ya inminente, abandona a sus apóstoles y se va solo a orar…
Como la de Jesús, nuestra soledad no es sólo del cuerpo y del corazón, sino de todo aquello que podría suponer un obstáculo al cara a cara con Dios. Por ello intentamos contentarnos con lo estrictamente necesario, prefiriendo seguir a Cristo pobre para llegar a ser ricas de su pobreza. Ayunamos los viernes y el día anterior a las fiestas litúrgicas, para prepararnos a la venida del Señor.
Estudios, trabajo, lectio divina :
el corazón y la inteligencia buscan al Señor
Lectio divina
Dios nos habla en la Biblia. Por esta razón, la monja medita asiduamente la Sagrada Escritura, llegando a convertirse en una parte de su ser. Por la lectio divina, o lectura orante de la Palabra de Dios depositada en la Biblia, la monja se une a Cristo y Cristo le hace conocer al Padre.
« Si alguien me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él » (Jn 14,23).
Como Maria que conservaba cuidadosamente todos sus recuerdos y los meditaba en su corazón, la monja se sumerge en la Palabra de Dios, a la escucha de lo que el Espíritu quiere decirle a ella en ese momento.
La monja conversa, después de haber recitado el oficio de Tercia, consagra una media hora a la lectio divina para poder vivir de la Palabra de Dios a lo largo de toda la jornada.
Estudios
Después de una hora de lectio divina, la monja de claustro se dedica al estudio o al trabajo manual en la celda.
Durante un año y medio las novicias se dedican sobre todo a los estudios bíblicos y monásticos; después vendrán la teología doctrinal y moral. Estos estudios se desarrollan siguiendo las necesidades de cada una y preparan a la monja para una lectura provechosa de la Palabra de Dios. En la soledad no leemos para ponernos al corriente de todas las ideas nuevas sino para alimentar nuestra fe en la paz y favorecer la oración. La lectura, sabiamente orientada, da al alma una mayor fuerza y proporciona un apoyo a la contemplación.
… El cuerpo también participa
La monja conversa trabaja en una obediencia. Llamamos « obediencia » al trabajo confiado a una monja y, por extensión, al lugar donde lo realiza. Por ejemplo, si una hermana recibe la obediencia de preparar la comida, la cocina es su obediencia. Para permitirles vivir lo mejor posible su vocación, los trabajos de las monjas conversas se reparten de forma que cada una, en la medida de lo posible, trabaje sola incluso si son varias en la misma obediencia.
Tanto cuando lavan la vajilla como cuando limpian la verdura, seleccionan la fruta o trabajan en el jardín, ese trabajo puede expresar su comunión con el Hijo de Dios en su amor al Padre y a todos los hombres.
Sexta y Nona
A las 12h00 el oficio de Sexta concluye la mañana, haciendo de ella una alabanza explícita a Dios. La monja conversa vuelve a la celda para rezarlo. Lo mismo para ella como para la monja de claustro la comida, el tiempo libre y el oficio de Nona se desarrollan en el recogimiento de la celda.
Recogemos nuestra comida en el torno, abertura al lado de la puerta que se abre al claustro y que permita a la solitaria una cierta relación con su comunidad sin abandonar la celda ni romper el silencio.
En la Cartuja todos los vínculos fraternos están impregnados del silencio de Dios. En efecto, cuanto más se reconoce la aspiración de cada una al recogimiento, tanto más fuertes son esos vínculos. Tanto para mí como para mi hermana, la soledad es sacramento del encuentro con Dios. En consecuencia, cuanto más ame a mi hermana en Él, tanto más respetaré su vida solitaria y silenciosa.
El tiempo de distensión que sigue a la comida lo pasamos casi siempre en la celda: sea trabajando en el jardín o paseando por él para contemplar la naturaleza, sea en el interior de la ceda con algún trabajo de entretenimiento, ya que san Bruno y otros monjes constatan que, « el arco siempre tenso, pierde su fuerza y ya no sirve más ».
14h00: La campana nos invita de nuevo a salmodiar con reverencia a Dios. Es el oficio de Nona, oración solitaria pero en comunión, ya que el Señor nos ha llamado para que representemos ante Él la creación, intercediendo y dando gracias por todos.
Podemos seguir viviendo el tiempo de trabajo que sigue en acción de gracias, si acompañamos a Jesús en su vida humilde y escondida en Nazareth, en donde Él actúa incesantemente en unión a su Padre. Una vez que entramos definitivamente en la Cartuja, solemos trabajar hasta Vísperas.
Las monjas conversas salen de la celda para volver al trabajo en las obediencias, alabar al Señor en sus obras y consagrar el mundo a la gloria del Creador.
Los trabajos que realizan las monjas de claustro en la celda son variados: encuadernación, costura, telar, mecanografía, pequeños trabajos de carpintería, fabricación de iconos… Se pueden ejercitar todas las aptitudes.
Servicio que nos une a Cristo, que ha venido no para ser servido sino para servir, el trabajo ha sido siempre considerado en la tradición monástica como un medio muy eficaz para progresar hacia la caridad perfecta.
Alabanzas vespertinas
16h00: La campana nos convoca para las Vísperas. Cuando traspasamos la puerta de la iglesia, entramos en la morada de Dios y, también, en el tiempo de oración que marca el fin de la jornada. Las alabanzas vespertinas se celebran en el momento en el que el día, al declinar, invita al alma al sábado espiritual, ya que « queda un tiempo de descanso para el pueblo de Dios » (Hb 4,9).
Conscientes de nuestra responsabilidad, entramos en ese descanso, disponibles sólo para Dios.
La monja conversa puede participar en estas alabanzas en la iglesia, o preferir dejar que se eleven de su corazón en el silencio de la celda. El tiempo de trabajo que les sigue queda impregnado de ellas. En cuanto lo ha terminado, vuelve a la celda donde se consagra a la oración silenciosa al igual que su hermana de claustro.
Después de la cena (o colación, si es el tiempo de abstinencia), disponemos de un momento de tiempo libre. Una lectura espiritual precede Completas.
19h00. La jornada finaliza con el oficio de Completas, que prepara el descanso nocturno. Este oficio termina con una oración a María. El sentimiento filial de los cartujos hacia la Virgen se puede expresar con la recitación de su oficio, comunión a su acción de gracias por la Redención.
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Los domingos y las solemnidades, así como los días de paseo, los horarios son un poco diferentes, dejando mayor espacio a la vida común y al espíritu de familia.